Article publicat en el periòdic Levante com a Carta de Lectores el 13 de desembre de 2019.
Viento en popa hacia la incoherencia: Una mirada desde la Campaña Banca Armada en la Comunitat Valenciana
Maria Fraile. Responsable técnica SETEM CV, en el proyecto de Educación para la Ciudadanía Global “Per unes institucions lliures de banca armada: aprofundint en la sensibilització i la incidència política en la Comunitat Valenciana”
Este martes, 10 de diciembre, se ha celebrado el Día de los Derechos Humanos. Se trata de la conmemoración del día en que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos, de la cual se cumplen 71 años.
Durante las últimas siete décadas, por tanto, hemos tenido la fortuna de contar con un instrumento que declara la dignidad, el bienestar, la igualdad de todas las personas, sin distinción entre su raza, religión, nacionalidad, pensamiento político o cualquier otra característica.
Sin embargo, vale la pena reflexionar sobre este aniversario, pues el respeto de su contenido aún deja mucho que desear. Sin ir más lejos, el mismo martes 10 de diciembre de 2019, llegó al puerto de Sagunto la naviera Saudi, Bahri Abha. Un hecho contra el que se han manifestado numerosas organizaciones, entre ellas, la Fundació Novessendes y SETEM CV, coordinadoras de la Campaña Banca Armada en la Comunitat Valenciana. Según han apuntado varias entidades y movimientos, como antimilitaristas-MOC y el Centre Delàs d’Estudis per la Pau, es muy probable que este barco traslade armamento cargado desde EEUU que acabe usándose en el conflicto armado de Yemen, vigente ya desde 2015. Un conflicto que ha sido denunciado en múltiples ocasiones por la cantidad de víctimas que se ha cobrado y que se ha convertido en la mayor crisis humanitaria de los últimos tiempos. Y, aunque no se puede afirmar con certeza, fuentes apuntan a la posibilidad de que el barco también haya cargado armamento español en el puerto valenciano, igual que lo hizo en Santander en 2018. En ese sentido, el Centre Delàs también denuncia el hermetismo del sector, que tanto dificulta la trazabilidad de armas que podrían terminar en contextos de guerra.
Ciertamente, esta cuestión ha tenido bastante repercusión mediática durante los últimos días en la zona. Ha habido varios manifiestos en contra del atraque en el puerto de Sagunto que han apoyado, tanto personas a título individual, como organizaciones. Ello, también ha sido una ocasión para pedir explicaciones a las autoridades acerca del suceso. Pero la naviera Bahri Abha ya ha atracado en el puerto de Sagunto y posiblemente, no volvamos a recordarla hasta que no navegue otra vez por nuestras costas.
Por esto, es oportuno tomar conciencia de que también hay circunstancias cotidianas que nos mantienen vinculadas a conflictos armados, como el de Yemen. Precisamente, eso es lo que se denuncia desde la Campaña Banca Armada: una iniciativa dedicada a estudiar y visibilizar las inversiones de las entidades bancarias en la industria armamentista, con el fin de movilizar a la población contra estas prácticas. La Fundació Cívica Novessendes y SETEM CV realizan tareas de sensibilización en el marco de la campaña, a través del proyecto financiado por la Generalitat Valenciana “Per unes institucions lliures de Banca Armada: aprofundint en la sensibilització i la incidència política en la Comunitat Valenciana”. Esta labor, pretende generar una conciencia crítica en la ciudadanía y en las instituciones públicas valencianas con el fin de fomentar alternativas bancarias más éticas y transparentes. Un trabajo que cuenta con el imprescindible apoyo del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, quien aporta rigurosos datos acerca de estas prácticas.
Por ejemplo, el último informe del Centre Delàs sobre la Banca Armada analiza 39 entidades bancarias que conforman la Banca Armada española y 31 empresas de armamento que han sido financiadas por las anteriores. Con este estudio puede afirmar que entre 2013 y 2018 la Banca Armada española ha financiado 8.622.223.596,90 euros en empresas del sector armamentista. Entre estas empresas se encuentra, por ejemplo, Maxam quien ha recibido financiación de entidades bancarias españolas de 833.567.023,41€. Según el mismo informe, Arabia Saudí, es cliente de dicha empresa. Y Greenpeace asegura en su informe “Rutas de riesgo de las armas españolas”, que en ya, comenzada la guerra de Yemen, armamento fabricado por esta empresa partió desde costas españolas a Arabia Saudí. Es por tanto, altamente probable que el cargamento también se utilizase en la contienda bélica.
Este no es el único caso ni es la única guerra donde habrán llegado armas financiadas por banca armada española. Lo cierto, es que estas cifras son tan sólo la punta del iceberg. Probablemente, las inversiones bancarias en el sector armamentista sean mucho mayores y muy difíciles de trazar.
La Fundació Novessendes y SETEM CV han tratado de visibilizar esta realidad a la ciudadanía valenciana mediante actividades y recursos divulgativos. Uno ellos es un video en formato de cámara oculta, donde se anima a la gente por la calle a donar un céntimo por “una causa”. La causa es reciclar monedas de un céntimo en balas. El resultado es claro: un rechazo y una indignación generalizada. Un “no” detrás de otro. “No me gusta la guerra”, la frase más repetida. Ello alienta a continuar fomentando esa conciencia crítica hacia las inversiones que se realizan con nuestros ahorros y que, a diario nos conectan con conflictos bélicos.
Esta campaña pretende poner a disposición de la ciudadanía datos y herramientas que ayuden a dar pasos hacia la coherencia financiera, tanto a nivel individual, como colectivo. Nuestras decisiones de consumo cotidianas son cruciales para definir el mercado, el sistema en que vivimos y los valores que nos guían. Y existen alternativas. Algunas de ellas están recogidas en el libro divulgativo “De la Banca Armada a la Banca Ética. 10 claves para pasarse a las finanzas éticas”, descargable en la web de la campaña (www.bancaarmada.org). Un recurso más para trazar el camino hacia la coherencia: la nuestra propia, la de la sociedad civil, la de las instituciones públicas. Todas. Porque si algo es innegable es que, en cualquiera de estos ámbitos, existe el deseo de celebrar el pleno cumplimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en todos se rechaza que armamento parta de nuestros puertos a la guerra o que nuestros bancos inviertan en la industria armamentista.